1. Incluye proteínas de calidad
Las proteínas en la cena tienen por finalidad
aportar los sustratos necesarios para la síntesis y reparación de
estructuras que tiene lugar durante el descanso nocturno. Además, no
entorpecen la liberación de hormonas necesarias para este proceso y como
no se pueden almacenar, no favorecen la acumulación de grasa después de
comer, cuando ya no gastamos muchas calorías. Como hemos dicho antes,
mejor dejar los hidratos para desayunar y las proteínas para cenar.
2. Controla el aporte de grasas
Las grasas son necesarias en toda comida que
forme parte de una dieta saludable, pero para no acumular calorías en la
cena ni entorpecer la digestión, es importante no abusar de las mismas y
escoger las grasas de mejor calidad. Así, podemos incluir en la comida
nocturna aceite de oliva, pescados grasos, semillas, aguacate o frutos
secos; y evitaremos frituras, comida rápida, embutidos u otros platos
calóricos y grasos.
3. No te pases con los hidratos
Los hidratos mejor reservarlos para el
desayuno, pues después de la cena, no solemos gastar muchas calorías y
éstos sí pueden acumularse en nuestro cuerpo. Además, si se trata de
hidratos simples, se liberará insulina y se inhibirá la producción de
hormonas que sirven para sintetizar y reparar estructuras. Entonces,
debemos reducir su presencia e incluir siempre hidratos de bajo índice
glucémico, tal como verduras, frutas o un poco de cereales integrales.
4. Cuida la digestión
Para lograr un buen descanso posterior a la
cena, siempre es mejor cuidar el proceso digestivo y para ello, es
importante evitar los alimentos con muchos condimentos o grasas, así
como también, con fibra en exceso. Si el cuerpo se concentra en digerir
no será posible lograr la relajación total necesaria para conseguir un
sueño reparador como tanto deseamos.
5. No descuides la cantidad
Además de la calidad de los ingredientes de
la cena, no debemos descuidar la cantidad, pues lo recomendable es que
la cena no aporte más del 20% de las calorías totales del día, y además,
una ingesta copiosa y de gran volumen a última hora del día será más
difícil de digerir que una comida moderada y sin excesos. Por eso,
recuerda desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo.
6. No olvides comer despacio
Para controlar la cantidad de alimento que
consumimos así como para favorecer la digestión y poder masticar bien
cada bocado, siempre es recomendable comer despacio. Comer con avidez y a
gran velocidad, por el contrario, puede dejarnos una sensación incómoda
que no ayudará a que nos relajemos fácilmente antes de ir a dormir. Si
no sabes cómo lograrlo, puedes recurrir a los trucos antes dados para comer más despacio.
7. Propicia un ambiente relajado
Como se trata de la última comida del día,
más que nunca debemos intentar realizarla en un ambiente relajado, que
nos prepare para el descanso posterior y que nos permita disfrutar de un
grato momento mientras comemos con moderación y favorecemos la
digestión en nuestro cuerpo. Evita las distracciones, cálmate y olvida
los compromisos u obligaciones antes de sentarse a la mesa para cenar
con tranquilidad.
Fuente: Vitónica
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