La vitamina C, se conoce científicamente como ácido ascórbico y se encuentra dentro del grupo de las vitaminas solubles en agua (hidrosolubles). La vitamina C es esencial para el hombre porque no puede sintetizarla ni almacenarla, así que debe estar presente en los alimentos que ingiere.
Una de sus principales funciones es la hidroxilación de los aminoácidos prolina y lisina para formar el colágeno, por lo que resulta de vital importancia para crecimiento y mantenimiento de huesos, dientes, encías, articulaciones, ligamentos, tendones y vasos sanguíneos, así como para “soldar” fracturas y cicatrizar heridas y quemaduras.
Esta función es fundamental para evitar que las lesiones (tan frecuentes entre deportistas) pasen a cuadros de mayor relevancia y facilitar su curación de manera natural.
Otro de sus roles de gran importancia para quienes practican deportes o realizan ejercicio físico con regularidad es su intervención en el estado del hierro, ya que el ácido ascórbico fomenta la absorción de este mineral, esencial para la correcta oxigenación de los tejidos.
Apoya en la formación y liberación de hormonas esteroides, incluyendo la hormona más anabólica: la testosterona
La vitamina C estimula el sistema inmunitario y además actúa como un poderoso antioxidante. Ambas cosas son importantes para los deportistas, ya que un nivel alto de autodefensas evita ciertas enfermedades como resfriados y otras infecciones y facilita además una mejor recuperación.
La acción antioxidante que protege contra los radicales libres resulta también beneficiosa debido a que el ejercicio físico aumenta la producción de radicales libres con la combustión de oxígeno.
Los antioxidantes también juegan un papel importante en la prevención y recuperación de lesiones, debido a la influencia de los radicales libres en el proceso de inflamación. Dosis adecuadas de antioxidantes ayudan en la recuperación de procesos inflamatorios postraumáticos y a la hora de aliviar pequeñas lesiones.
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